Somos una propiedad horizontal dedicada al cuidado y conservación del icono arquitectónico más representativo de nuestra ciudad y así mismo, a velar por los intereses de nuestros copropietarios y visitantes.

Fundado en 1972

Historia

En la construcción del edificio se utilizaron seis millones de clavos de acero, 18 mil mt³ de concreto y 3.800 Km. de varillas de hierro. En cuanto a la mano de obra se invirtieron 700 mil horas por hombre.

El edificio generó 700 empleos directos, entre obreros, maestros y profesionales, además de 5 mil trabajos indirectos.

La gigantesca lanzadera que desde 1972 ha sido el símbolo de la pujanza de los paisas y de la ciudad industrial y textilera, es el remate de uno de los edificios modernos más queridos por los antioqueños.

Desde 1968 / Hasta 1972

Construcción

En 1967 Rodrigo Uribe Echavarría, el entonces gerente de la textilera, pensó en levantar un edificio para reemplazar la vieja edificación ubicada en la esquina de Junín con Colombia, que ya empezaba a resultar incomoda, y concentrar todas las oficinas de la empresa en un solo lugar, que además tuviera previsto el crecimiento de la firma.

Como si aquella aguja siempre hubiera estado allí, resulta ahora difícil imaginar aquel edificio ausente de las fotografías del centro de la ciudad.

Treinta años atrás, como si aquel sitio hubiese sido marcado por el destino, en esa misma esquina estaba ubicado otro bellísimo edificio: el “Gonzalo Mejía”, creación del arquitecto belga Agustín Goovaerts, que reunía en la misma construcción al hotel Europa y al Teatro Junín, demolidos en 1968, para abrirle paso al Monumental Edificio Coltejer.

Arquitectos

Las propuestas de diseño del edificio se entregaron un viernes, el sábado expusieron los proyectos y el lunes siguiente a las cinco de la tarde, RAÚL FAJARDO, quien se había asociado con GERMÁN SAMPER, ANÍBAL SALDARRIAGA, JORGE MANJARRÉS y el ingeniero Jaime Muñoz, recibieron la noticia de que habían sido seleccionados

El jurado que estaba compuesto por los arquitectos PIETROBELUFCHI, DIKEN CASTRO Y EL INGENIERO ALBERTO VÉLEZ ESCOBAR, anunció su selección con los argumentos de que ese diseño había ganado por lo sobrio, simbólico y por que su diseño arquitectónico no pasaría de moda. Fueron 12 millones de pesos los que recibieron los ganadores como premio por los planos.

Se contrató entonces un equipo técnico conformado por Álvaro Londoño, Tulio Gómez, como subgerente y encargado de programación; Carlos Arturo Madrid, como interventor de la estructura; Leonel Suárez, como interventor de acabados y Rodolfo Restrepo como interventor de instalaciones. Todos ellos profesionales al servicio de la empresa Coltejer.